martes, 14 de abril de 2009

El miedo



"El miedo es rezar para que ocurra lo que no quieres que ocurra"

Solo sentimos miedo ante las cosas que podemos hacer, aunque nos digamos que no. Si realmente no fuésemos capaces, no tendríamos miedo.

Sólo podemos tener miedo de lo conocido. Ante lo desconocido, aquello de lo que no somos conscientes no podemos tener miedo.

Desde este punto de vista el miedo más que un aspecto en contra o evidencia de que no podemos hacer algo, es una prueba de que si somos capaces de hacerlo.

¿Qué opinas al respecto?

4 comentarios:

Ana María dijo...

Creo que los miedos se tienen ante lo que supones que te va a pasar, por eso se tiene mucho miedo a los desconocido, porque se suponen cosas negativas que tienes en tu recuerdo o conoces y supones que se pueden hacer ciertas.La clave está en no suponer y preocuparte de las cosas en el momento presente.

Un abrazo

Alberto dijo...

El miedo como prueba de nuestra capacidad para hacer algo. Interesante observación. Algo así pensé alguna vez sobre mis problemas: si sufro es porque sé que puedo solucionarlos. De lo contrario me resignaría y no tendría por qué sufrir. Me pareció una idea alentadora.

Esa idea respecto al miedo puede valer siempre que ese miedo sea relativo a alguna capacidad propia, supongo. Porque si tengo miedo a que me asalten, o a que el resultado de una prueba médica sea negativo, no lo veo tan claro.

En cuanto al trillado miedo a lo desconocido, estoy de acuerdo en que es una jugarreta mental. No se puede temer lo que se desconoce. Si se teme es porque se está proyectando alguna experiencia anterior y se piensa que lo desconocido va a ser negativo. Anthony de Mello decía que lo desconocido no se teme, lo que se teme es la pérdida de lo conocido.

Otra frase que he leí una vez: se tiene miedo a lo que se desea. En ese caso, tener miedos indica que deseamos algo, y eso ya es síntoma de estar vivo. Quien no tiene miedos quizás tampoco desea nada, porque vive sumergido en la mediocridad, aletargado, viendo pasar la vida... muerto, en definitiva.

Te pego un extracto de un reciente artículo de Francesc Miralles que viene a propósito:
“Según el editor y escritor Juli Peradejordi, el miedo también nos ofrece enseñanzas para el futuro si sabemos leer su mensaje. Para explicar el sentido del miedo se sirve de la figura del espantapájaros.
En una primera lectura, el espantapájaros asusta a los pájaros. Pero si en lugar de salir huyendo, el ave decide acercarse, entonces se abre una tercera fase. “Cuando el miedo ha desaparecido tiene lugar una verdadera revelación: el espantapájaros no es un peligro, sino una oportunidad, ya que nos señala con precisión el lugar en el que podemos encontrar alimento. Por un baile de letras el miedo se ha convertido en el medio”.
Este juego de palabras nos revela algo altamente provocador: el miedo indica dónde se halla el tesoro. Cada temor descubre un aspecto no resuelto del que debemos ocuparnos. Así como los pájaros se nutren de los sembrados, el alimento de nuestro futuro es despejar las brumas que no nos dejan ver con claridad el horizonte.
Por tanto, bienvenido sea el miedo al futuro si nos sirve para ocuparnos de un tema no resuelto: cómo encaramos el resto de nuestra vida, cuáles son nuestras prioridades y qué vamos a hacer a partir de ahora mismo para alcanzar nuestras metas.”

Iciar Piera Iglesias dijo...

Gracias a los dos:

Atlantica, estoy con Alberto en que el miedo a lo desconocido es una jugarreta mental. No se puede tener miedo a lo que no se conoce.

Seguiré pensando sobre el caso del miedo no asociado a una capacidad...

Me ha gustado mucho la referencia al miedo y al deseo y el artículo de Frances Miralles. Lo pondré en el blog, es una reflexión que me gustaría compartir.

Gracias a los dos :-)
Iciar

Aurora dijo...

Osho dice: Cuando lo nuevo llama a tu puerta...¡ábrela!
Lo nuevo no viene de ti, viene del más allá. No forma parte de ti. Estás arriesgando todo tu pasado. Hay una discontinuidad entre lo nuevo y tú, por eso tienes miedo. Has vivido de una manera, has pensado de una manera, has creado una vida cómoda alrededor de tus creencias. Entonces llama algo nuevo a tu puerta. Ahora el patrón de tu pasado se verá perturbado. Si permites que entre lo nuevo nunca volverás a ser el mismo, lo nuevo te transformará.
Es arriesgado. No sabes hasta dónde puedes llegar con lo nuevo. Lo viejo es conocido, familiar, has vivido con ello desde hace mucho tiempo, estás familiarizado con ello. Lo nuevo no te resulta familiar. Puede ser un amigo o un enemigo, ¿quién sabe? ¡Y no hay manera de saberlo! La única forma de saberlo es permitirlo, por eso surge el temor, el miedo.