miércoles, 3 de noviembre de 2010

No sin mi blackberry


Me confieso Padre, he pecado...

Imagínate la siguiente escena: Quedas con un amigo para cenar. Hace tiempo que no sabes nada de él y te apetece verlo. Después de los besos de bienvenida y las preguntas de cortesía, te das cuenta de que lo que pensabas que iba a ser una cena para dos se convierte en una cena para tres. Hay un invitado más que desde el primer momento hace acto de presencia y reclama su atención. Al principio a través de una música sugerente frente a la que tu amigo no es capaz de resistirse y se lanza con un disculpa en los labios. No pasa nada, quizás sea algo urgente. Pero no, aunque eso no parece afectarle inmerso en la conversación. Tu mientras tanto miras alrededor y te encuentras con otras miradas que se encuentran en la misma situación: Están esperando la vez. Aburrido Cuelga y seguís con la conversación (¡por fin tengo suerte!) pero observas que ese objeto última generación, que indudablemente tiene un diseño mucho más actual y sensual que el tuyo, sigue emitiendo ruiditos (mensaje) ó lucecitas (mensajes de texto) cual novia celosa. Y ante los que su "amo" (yo más bien diría esclavo) reacciona con rapidez contestando o mirándolo de reojo.

Esta situación se ha convertido en más habitual de lo que me gustaría. Hoy en día es fácil ver a parejas que cenan juntas mientras cada uno habla por su móvil o contesta a uno de los múltiples mensajes que aparecen a intervalos de segundos. Es normal ir por la calle y observar a personas que van hablando solas, gente que conduce con una mano en el volante y otra en el móvil, y el colmo, de los colmos, sentarte en el tren dispuesto a disfrutar de un viaje placentero mientras miras por la ventanilla o lees ese libro que llevas tiempo esperando leer y verte de pronto interrumpida por la conversación de tu acompañante que se pasa 2h (no exagero!) hablando con su novio y diciendo cada dos minutos: ¿y qué más me cuenta? ¡Qué más te va a contar chica si hace media hora que tuvo que venir el Samur a por él por falta de oxígeno! Confundido

Es indudable que las nuevas tecnologías nos han facilitado mucho las cosas. Puedes hablar con gente que está lejos de manera sencilla. Volver a reencontrar a esos amigos de la infancia o del colegio. Tener acceso a un montón de información a través de la red. Pero es innegable que esa "conexión" nos está costando muy cara.

Cada vez estamos más "desconectados" de nuestros afectos. No pasamos tiempo juntos, tiempo de calidad me refiero. Tiempo sin móvil, sin internet, sin blackberry, iphone, ipod, facebook...Pensamos que el estar "conectados" nos aportará esa felicidad que buscamos pero se trata simplemente de una ilusión. ¿De qué te sirve tener 1000 amigos en facebook si luego no tienes a nadie con quien quedar el fin de semana? No nos engañemos. Hay que darle a cada cosa su utilidad y su espacio. Nos hemos convertido en esclavos de aparatos que nos prometen "conectarnos" y lo que consiguen es que nos "desconectemos" de la gente que tenemos alrededor.

Por eso desde esta entrada reivindico el "día sin tecnología". Un día para ir al parque con tus hijos, quedar a comer con tus amigos, pasear con tu padre. Un día para "conectarnos" emocionalmente con las personas que nos importan. Reírnos y compartir su tiempo. Llegar a casa y hablar con tus hijos, cenar sin la tele comentando lo que os ha deparado el día. Un día que puede marcar una diferencia en nuestras relaciones, aquellas "reales" que nos pueden aportar felicidad de verdad.

Se que soy una ilusa, que esto que propongo es un ideal...

NOTA: No me hago responsable de los ataques de ansiedad de aquellos "adictos" que pueden sentir el "tecno-mono".

Al principio de esta entrada pedía perdón porque había pecado, y es que este viernes me regalaron una blackberry. Solo espero que si alguna vez quedo contigo y ves que la miro de reojo me lo digas. Quiero "conectarme" contigo.

NOTA PARA APPLE: Desde aquí quiero decirles a los "señores" de Apple que me encantan todos sus productos y que si quieren regalarme el Ipad estaré encantada de usarlo sólo cuando esté sola. ¡Estoy pensando que si cada uno de los 1000 amigos de facebook pone un euro (es poco) tendría para el Ipad y el iphone! (Al final no va a estar tan mal esto de la tecnología) ¡Incoherente que es una! Guiño

© Iciar Piera Iglesias




3 comentarios:

chelo dijo...

Hola Iciar, gracias por los artículos que publicas en tu blog, todos me hacen reflexionar.Con este último estoy totalmente de acuerdo, he vivido muchas veces esa situación y que paradoja! pienso, es eso realmente comunicación?,sin duda la tecnología es muy útil, pero en estos casos puede ser alienante si no estás verdaderamente atento. Abogo por el uso consciente y racional de la tecnología y que Dios nos perdone, como dices, y también nos proteja!!

Iciar Piera Iglesias dijo...

Gracias a ti Chelo, me alegro que te gusten y te hagan reflexionar.
Me encantará volver a leerte por este blog o verte por el facebook.

Un abrazo,
Iciar

Alfonso Salido dijo...

Hola Iciar.
Esto lo veo claramente en mi hijo, me atrevo a decir que es casi una adicción, que quizás haya que curar.