miércoles, 23 de abril de 2008

A palabras necias...


"Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Las demás se reunieron alrededor del agujero y, cuando vieron lo hondo que era, les dijeron a las que se habían caído que para efectos prácticos debían darse por vencidas y muertas. Sin embargo ellas seguían tratando de salir del hoyo con todas sus fuerzas. Mientras, las otras ranas les decían que sus esfuerzos eran inútiles.

Finalmente, una de las ranas atendió a lo que las demás decían, se dio por vencida y murió. La otra continuó saltando, cada vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo. Las ranas estaban contentas pero se preguntaban si no habría oído lo que le decían. Cuando se vio fuera la ranita les dio las gracias por sus ánimos. La ranita era sorda y al verlas gritando pensó que la estaban animando desde el borde a esforzarse más y más por salir del agujero."

En determinadas ocasiones en nuestra vida necesitamos como la ranita hacer oídos sordos a todas esas palabras de desaliento que desde el miedo, la seguridad y la supuesta protección nos hablan de conformarnos, de abandonar nuestros sueños, de rendirnos. Estas palabras a veces parten de otras personas pero también en ocasiones podemos ser nosotros mismos los que nos queremos convencer de que no es posible.

Recuerda que quien así habla lo hace desde su propio miedo o sus creencias que no tienes porque considerarlas tuyas o compartirlas. Si en este momento quieres algo, tienes un sueño, alguna meta por conseguir, un proyecto nuevo, cuidalo. No lo compartas con aquellas personas que no estén preparadas para entenderte y apoyarte. No se trata de mentir, simplemente de guardarlo para ti mientras te haces fuerte. Si lo compartes antes de tiempo, puedes dejar que sus inseguridades te hagan flaquear y al igual que la primera ranita mueras por falta de aliento.

Al igual que no dejarías a tu bebé en manos de alguien que sabes que no va a cuidarlo bien, no compartas tu sueño, proyecto, meta (tu bebé) con alguien que no va a saber cuidarlo y alimentarlo bien.

Haz oídos sordos y si no puedes evitar oírlos imagínate que en lugar de disuadirte te están animando a que sigas adelante...



2 comentarios:

darYrecibir dijo...

Genial e inspirador blog, felicidades por este proyecto tan bello!

Anónimo dijo...

Gracias a ti por tu generosidad. Es un estímulo para mi el saber que estas reflexiones inspiran a otros.

Gracias de corazón

Iciar Piera