miércoles, 26 de noviembre de 2008

No andamos solos


Una noche, un hombre soñó que caminaba a la orilla del mar con la Fuente Divina de todas las cosas y, conforme andaban, las escenas de su vida refulgían en el cielo por encima de ellos. La mayor parte del tiempo veía dos grupos de huellas de pasos en la arena para cada escena, pero muchas veces, a lo largo del camino, sólo había un par de huellas de pasos, a menudo en los momentos más oscuros y tristes, lo cual hizo que el hombre se sintiera muy turbado.

Se volvió a la figura que iba a su lado y le dijo, "Te busqué y traté de servirte durante todos mis días. Pensé que, a cambio, te preocuparías por mí, pero ahora veo que durante los momentos más difíciles de mi vida estuve solo. No comprendo por qué me dejaste cuando más te necesitaba".

La Divina Inteligencia replicó, "Mi querido hijo, siempre estás en mi corazón y no te abandonaría ni en los tiempos de grandes dificultades. Cuando viste sólo un par de huellas de pasos en la arena, era yo, que te llevaba en mis brazos".

Mary Stevenson





lunes, 24 de noviembre de 2008

El efecto gratitud

Este fin de semana he leído el nuevo libro del Dr. Demartini, "El efecto gratitud". Demartini es uno de mis autores favoritos desde que hace 2 años descubrí su fantástico e inspirador libro: "La experiencia descubrimiento".

Recuerdo que en ese momento, al igual que me ha pasado ahora, lo que leía iba calando profundo en mi interior, como si alguien me estuviese ayudando a recordar algo que había olvidado.

Todos somos conscientes a nivel conceptual de la importancia de agradecer lo que tenemos. Sabemos que cuando agradeces algo, estás abriendo la puerta a que suceda de nuevo. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto agradecer?


Fíjate en el dibujo que aparece en este post. ¿Qué ves ahí?

Estoy seguro de que tu respuesta será: un punto negro. Muy pocos habrán visto el espacio en blanco aunque tiene una superficie mayor.

La mayoría de las veces vamos por la vida con la vista fija en el punto negro. El punto negro es eso que no te gusta en tu vida, lo te que supone un desafío en este momento. Puede ser tu trabajo, tu salud, hijos, jefe, relaciones, etc.

Creo sinceramente que no somos conscientes de lo afortunados que somos. De la cantidad de cosas por las que podríamos dar las gracias en este momento. Todas esas cosas que damos por supuestas (la hoja en blanco) y no valoramos lo suficiente. ¿Cuanto tiempo dedicas a hablar de lo que va bien en tu vida, de aquello de lo que te sientes orgulloso, de las partes de tu cuerpo que funcionan estupéndamente? En tu diálogo interno, ¿cual es tu foco de atención?

¿Te imaginas que dedicases el mismo tiempo a agradecer todo lo que tienes que dedicas a quejarte de lo que no te gusta? Prueba esto, cada vez que te pilles hablando o pensando en algo que no te gusta, parate y buscar algo por lo que dar gracias. ¿Cual sería el impacto?

¡Que tengas una semana llena de gratitud!

Bibliografía: "El efecto gratitud" . John F. Demartini



jueves, 20 de noviembre de 2008

Nos hicieron creer...


"Nos hicieron creer
que el “gran amor”, sólo sucede una
vez, generalmente antes
de los 30 años.
No nos contaron
que el amor no es
accionado, ni
llega en
un momento determinado.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de
una naranja, y que la vida sólo
tiene sentido cuando
encontramos la otra
mitad. No nos contaron
que ya nacemos enteros,
que nadie en nuestra
vida merece cargar
en las espaldas la
responsabilidad de
completar lo que nos falta.

Las personas crecen
a través de la gente. Si
estamos en buena compañía,
es más
agradable.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada
"dos en uno": dos personas pensando igual,
actuando igual, que era eso lo que funcionaba.
No nos contaron que eso tiene nombre: anulación.
Que sólo siendo individuos con personalidad
propia podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio
y que los deseos fuera de término deben ser reprimidos.
Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más
amados.

Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz,
la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad.
No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas,
frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.
Ah, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto: uno lo va a tener que descubrir solito.

Y entonces, cuando estés muy “enamorado de
ti mismo, podrás ser feliz
y te enamorarás de alguien”

Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor...

...aunque la violencia, se practica a plena luz del día.


John Lennon

PD: Gracias Carmen por compartirlo conmigo



jueves, 6 de noviembre de 2008

Salvador o sanador


En nuestro afán por ayudar a otras personas en ocasiones nos dejamos arrastrar por nuestra necesidad de ayudar más que por la necesidad de la persona a la que queremos ayudar. Al actuar desde esta perspectiva, nos centramos más en nosotros que en la otra persona. Eso lleva consigo en ocasiones una invasión del espacio del otro que puede que no te haya pedido tu ayuda, o no te haya dado permiso para ello.

Esta es la razón de que una necesidad como puede ser la de ayudar, mal gestionada, puede ser uno de nuestros mayores saboteadores.

Este saboteador es lo que yo denomino el "salvador". El salvador es aquel que se siente con la misión de salvar al mundo y a las personas, aunque ellas no le hayan pedido que les salven. Sabe, según él, perfectamente que es lo que tú necesitas y no ceja hasta que le das la razón. Necesita tener razón y no entiende que tú no sientas lo mismo que él o no estés de acuerdo con él. Al tratarse de un aspecto en sombra, no se da cuenta que actúa por proyección. Es decir, que todo lo que él ve en los demás es un reflejo suyo. Proyecta sobre los demás sus propias necesidades, miedos, y los consejos que ofrece en el fondo son lo que él más necesita.

El "salvador" quiere que cambies, lo necesita, y se siente mal si tú no lo admites o no entras en su juego. Necesita que entres en su juego ya que en el fondo su necesidad de ayudar es lo que le alimenta. Es la forma que tiene de conseguir energía.

El "salvador" es la sombra del "sanador". El "sanador" no actúa sólo desde su necesidad y por lo tanto entiende que tú decides y tú diriges tu vida. Sugiere, pero no impone su criterio como válido. Siempre pide permiso para ayudar y respeta tu libre albedrío. El "sanador" actúa desde un deseo sincero de ayudar más que desde una necesidad propia. Sabe que todas las personas son creativas, completas y llenas de recursos. Que las respuestas están dentro de ellas. Y que su misión no es señalar sino ayudar a descubrir. El "sanador" no necesita que tú cambies, no necesita tu energía y por lo tanto no se responsabiliza de tu cambio. Entiende que responsabilizarse de tu cambio implica situarse por encima de ti.

Un ejemplo de plena actualidad de ambas subpersonalidades lo encontramos en Bush y Obama. Bush es el "salvador" y "Obama", para mí, tiene más la energía del "sanador". Por eso estoy tan contenta de que sea el próximo presidente de los Estados Unidos.

Y tú, cuando quieres ayudar a otros ¿cúal es tu foco de atención? ¿Su necesidad o la tuya? Si necesitas que ellos cambien o vean lo que tú estás viendo para sentirte bien no te estás dejando llevar por su necesidad sino por la tuya.

Ayer una amiga me comentaba al hilo de esto una frase que creo que resume perfectamente la esencia de esta idea:

"No basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien"