lunes, 20 de febrero de 2012

Cuentos del blog


"Los cuentos me han ayudado a calmar mi hambre y mi sed. Son siempre mitades que nos transporta la tradición oral. Las otras mitades habitan en nuestra alma. Al unirse cada cuento con su interpretación, experimentamos una pequeña saciedad" Alejandro Jodorowsky

Después de la última entrada del blog he pensado que sería interesante poner un enlace a todos los cuentos que he ido compartiendo en este espacio. Para acceder a ellos solo tienes que pulsar encima de cada título: 






















PD: La imagen de la cabecera es del cuento "Princesas" una maravilla de ilustraciones de Rebecca Daumetrer
 





Cuentame un cuento...


"Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más" Paul Auster, escritor.

Siempre me han gustado los cuentos, desde pequeña. Creo que a la mayoría de nosotros nos encantan las historias. Hemos crecido con ellas y algunas todavía permanecen en nuestra memoria a pesar de los años transcurridos. 

Hace poco menos de un mes y como consecuencia de una de esas asociaciones que guardamos en nuestra mente me acordé de una poesía de Rubén Darío que me encantaba. Me la sabía de memoria y a día de hoy todavía podría recitarla de carrerilla. Siempre que me acuerdo de ella me viene una sonrisa a la cara. Supongo que en el fondo yo quería ser como esa Margarita del poema, una princesa intrépida que vivía en un país exótico donde los elefantes eran algo habitual, que fue en busca de su estrella...

La semana pasada fue mi cumpleaños, 44 años, y esa niña a la que le encantaban los relatos y los cuentos de hadas todavía está aquí a mi lado. Es ella la que hoy quiere regalarme, y regalaros, un pedacito de su esencia.


A MARGARITA DEBAYLE

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento.

Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vió una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella 
que la hacia suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué llevas en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui la estrella y la corté."

Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencial sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Rubén Darío

Hace unos años esta fantástica poesía fue llevada al cine a través del siguiente corto. ¡Merece la pena verlo!







miércoles, 15 de febrero de 2012

Amor Sin Condiciones




Has aprendido el amor condicionado de personas cuyo amor por ti ya estaba condicionado por su propia culpa y temor. Estos han sido tus modelos. No tienes por qué estar avergonzado de eso. Basta con que lo tengas en cuenta, con que lo admitas como un hecho.

Desde que eras un bebé fuiste condicionado a valorarte a ti mismo únicamente cuando la gente respondía positivamente a ti. Aprendiste a establecer tu autoestima externamente. Ese error fundamental se ha ido perpetuando a lo largo de tu vida.

La experiencia de tus padres no fue diferente de la tuya. Todos vosotros necesitáis sanar las mismas heridas. Todas las transgresiones/violaciones tienen que ser traídas a la conciencia para poder liberar las emociones vinculadas con ellas. Así es como todos los seres heridos pasan del amor condicional a la experiencia del amor sin condiciones.

En el proceso de curación aprendes a darte a ti mismo el amor incondicional que jamás recibiste de tus padres biológicos. Y en ese proceso «renaces», y vuelves a tener como padres no a otras figuras de autoridad, sino a la Fuente del Amor dentro de ti mismo.

Cuando aprendes a dar amor a la persona herida que tienes dentro, comienzas a invertir la creencia de que la autoestima tiene que estar basada en la respuesta de los demás hacia ti. Lentamente re-aprendes a valorarte tal como eres, aquí y ahora, sin condiciones. Nadie más puede hacerlo por ti. Los demás pueden ayudarte y animarte, pero nadie puede enseñarte a amarte a ti mismo. Ésta es una función de cada alma individual.

Cada alma viene a la experiencia física con la intención de abordar estos temas de la autoestima. Sin embargo, desde un periodo muy temprano de su estancia aquí, su capacidad natural para amar e incluir a otros en su experiencia queda condicionada.

Es esencial invertir estos condicionamientos. Si el alma deja el mundo físico creyendo que es víctima de su experiencia aquí, será atraído de nuevo a este lugar para des-aprender esa creencia. Sin embargo, si el alma despierta a la verdad de que su valía no depende de nada ni de nadie externo a su mente o experiencia, se establecerá en la Fuente del Amor y despertará del sueño de abuso.

Despertar del abuso significa rechazar la ilusión de que no eres digno de ser amado tal como eres. Demuestras amor dándotelo a ti mismo incondicionalmente. Y al hacerlo, atraes a tu vida a otros que son capaces de amarte sin condiciones.


El intento de encontrar amor fuera de ti mismo siempre fracasa, porque no puedes recibir de otro algo que no te has dado a ti mismo. Cuando te niegas a dar amor, atraes a tu vida a otros que están haciendo lo mismo. La experiencia de amor incondicional empieza en tu corazón, no en el de otra persona. No condiciones tu capacidad de amarte a ti mismo a la capacidad de amarte que tengan otros. No pongas tu fe en los condicionamientos que rodean al amor o en la forma en que se presenta. Pues los condicionamientos no son permanentes y están sujetos a las vicisitudes de la vida cotidiana.

El verdadero amor no cambia. Existe independientemente de la forma en la que se exprese. La Fuente de este Amor eterno, omnipresente e informe, está dentro de ti. Es allí donde debes poner tu fe, pues este amor es lo más seguro que llegarás a conocer. Y una vez que esté firmemente establecido en tu corazón, no tendrás que buscar la felicidad fuera de ti mismo.

La gente vendrá y se irá de tu vida. Algunos te tratarán bien. Otros no te tratarán nada amablemente. Aceptarás el amor que hay allí y verás la carencia de amor tal como es: un grito de alguien que está padeciendo y pide ayuda. Alentarás a otros a encontrar la Fuente del Amor dentro de ellos, tal como tú lo hiciste, sabiendo a ciencia cierta que tú no puedes arreglar sus pequeños problemas. La tragedia de sus vidas sólo puede ser abordada por su voluntad de mirar dentro de sus propios corazones y de sus propias mentes.

Quien ama sin condiciones no pone límites a su libertad o a la libertad de otro. No intenta retener el amor, ya que intentar retenerlo es perderlo. El amor es un don que tiene que ser dado constantemente, tal como demande cada situación. Y el dador siempre sabe cuándo y a quién debe ser dado este regalo.

No hay nada complicado en el acto amoroso. Sólo se torna complicado cuando se empieza a retener el amor, y, entonces, lo que se ofrece deja de ser amor.

El que se ama a sí mismo no tiene miedo de estar solo, porque estar solo es una oportunidad para amarse y aceptarse a sí mismo aún más profundamente. Si su amante le rechaza, ¿se siente indigno? ¿Siente lástima de sí mismo y se retira del mundo, o se enfrasca ciegamente en la búsqueda de un sustituto? No. Simplemente continúa respirando y extendiendo su amor con cada paso que da.

Quien se ama incondicionalmente no ama gradualmente ni imponiendo obligaciones. No busca alguien especial a quien amar. Ama a todo aquel que está ante él. Ninguna persona es más digna o indigna de su amor que otra. Éste es el tipo de amor que está naciendo ahora en ti, hermano y hermana míos. Éste es el tipo de amor que te ofrezco y que te pido que extiendas a otros.

Es muy claro. No puedes malinterpretar lo que te estoy diciendo. El amor sólo puede existir entre iguales. El amor sólo puede existir entre seres que han aprendido a amarse y a valorarse internamente.

El amor no toma rehenes. No regatea. No cede ante el miedo. De hecho, donde el amor está presente no pueden existir el temor ni su miríada de condicionamientos.



Paul Ferrini (Amor Sin Condiciones

PD: La foto fue tomada desde la ventana de mi casa hace unos meses.






lunes, 13 de febrero de 2012

El Silencio del Corazón






El silencio es la esencia del corazón. No puedes estar en el corazón a menos que te perdones a ti mismo y perdones a los demás. No puedes estar en tu corazón si te sientes preocupado o enfadado. No puedes estar en el corazón si tu respiración es superficial o forzada.

Cuando la respiración es superficial, el pensamiento es superficial. Si quieres vivir una vida espiritual, pon conciencia en tu respiración. Sé consciente de las ocasiones en las que inspiras superficialmente y lleva conciencia a tus pensamientos. Verás que tu mente está parloteando. Ninguno de esos pensamientos tiene profundidad ni significado. Si te relajas y respiras profundo, esos pensamientos se alejarán volando como pájaros sorprendidos. Y entonces estarás en el corazón. Cuando tu respiración es forzada, el pensamiento está siendo impulsado por el miedo y la ansiedad. Tus estados mentales tienen su raíz en el pasado o en el futuro. Es posible que te enfoques en lo que hacen otros y en cómo te puedes adaptar a ellos o protegerte de sus acciones. Estás construyendo una fortaleza de pensamientos alrededor de tu corazón. Toma una respiración profunda y relájate. Ahora toma otra. Respira y vuelve al corazón. Respira y vuelve a tu Ser esencial.

A menos que retornes al corazón, no podrás mirar con compasión. Y quien no mira con compasión no ve con precisión. Todo lo que percibe es un montaje, una exageración que sólo alimenta su aburrimiento o su ansiedad. 

La respiración es clave para vivir una vida espiritual cuando estás encarnado en un cuerpo físico. Cuando el cuerpo muere, la respiración lo abandona. ¿Adónde va? La mayoría de vosotros creéis que el cuerpo genera la respiración. En realidad, ocurre al revés. Es la respiración la que produce el cuerpo. Cuando la respiración se va, el cuerpo deja de funcionar. Se desintegra en la nada porque, sin el aliento del Espíritu, el cuerpo no es nada.

Si quieres vivir una vida espiritual, respira lenta y profundamente. Lleva el aire a lo profundo de tu abdomen y suéltalo completamente. Cuanto más aire lleves a tu cuerpo, más ligero te sentirás y más fácil te será cumplir tus responsabilidades. Quien respira profundo no se siente atemorizado ni abrumado por lo que la vida le presenta, porque dispone de energía para afrontar todas las circunstancias. Solo quien respira superficial e irregularmente se siente sin energía y se deja intimidar por los retos de la vida. A menos que respires profundo y en calma, no podrás estar en tu corazón. Si no sabes de qué estoy hablando, deja a un lado este artículo y empieza a respirar hacia el abdomen, contando hasta cinco en la inspiración y volviendo a contar hasta cinco en la espiración. Respira así durante cinco minutos, extendiendo progresivamente la cuenta hasta siete, ocho o nueve. No fuerces. Sólo expándete gradualmente, en la medida que lo permitan tus pulmones.

Ahora estás en tu corazón. Date cuenta de que estás relajado y, sin embargo, muy alerta. Tu conciencia se extiende a todas las células de tu cuerpo. Te sientes contento de estar donde estás. En este momento habitas plenamente tu cuerpo. Sientes energía y calidez. Te sientes seguro. Tus pensamientos se han ralentizado. Ya no te enfocas en los “debería” y en los “qué pasaría si” de tu vida. La tensión y la ansiedad están ausentes. El pasado y el futuro están recesivos en tu conciencia. Tu pensamiento es digno y está centrado. Puedes observar tus pensamientos porque hay menos y están más distanciados. Ahora lleva tu conciencia hacia tu corazón mientras continúas respirando delicada y profundamente hacia tu abdomen.

viernes, 10 de febrero de 2012

La Ciudad de los Pozos


Aquella ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta. 

Aquella ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes... pero pozos al fin. 

Los pozos se diferenciaban entre sí, no sólo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). 

Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra. 

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias corrían rápidamente, de punta a punta del poblado. 

Un día llegó a la ciudad una "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano. 

La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se preciara, debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no era lo superficial sino el contenido. 

Así fue cómo los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más, optaron por el arte, y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas. 

Pasó el tiempo. 

La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más. 

Los pozos no eran todos iguales, así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior... 

Uno de ellos fue el primero. En lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. 

No pasó mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos utilizaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior. Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas que se ensanchaban desmedidamente. Él pensó que si seguían hinchándose de aquella manera, pronto se confundirían los bordes de los distintos pozos y cada uno perdería su identidad... 

Quizá a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho. Pronto se dio cuenta que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido... 

Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo. 

Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho... 

Un día, algo sorprendió al pozo que crecía hacia adentro. Dentro, muy adentro y muy en el fondo...¡encontró agua! Nunca antes otro pozo había encontrado agua.

El pozo superó su sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo sus paredes, salpicando sus bordes y por último sacando el agua hacia fuera. 

La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa. Así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar. 

Las semillas de sus entrañas brotaron en forma de hierba, de tréboles, de flores y de tronquitos endebles que se convirtieron en árboles después... 

La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo, al que empezaron a llamar "El Vergel". 

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. 

- No es ningún milagro - contestaba el Vergel - Hay que buscar en el interior, hacia lo profundo... 

Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desestimaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse. Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas... 

En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo de vaciarse... 

Y también empezó a profundizar... 
Y también llegó al agua... 
Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo... 

- ¿Que harás cuando se termine el agua? - le preguntaban. 
- No sé lo que pasará - contestaba - Pero, por ahora, cuánto más agua saco, más agua hay. 

Pasaron unos meses antes del gran descubrimiento. 

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma... 

Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. 

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. 

No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto.

Habían descubierto la comunicación profunda que sólo consiguen aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar...

Jorge Bucay

PD: La foto es del parque natural de Lençóis Maranhenses en Brasil.





jueves, 2 de febrero de 2012

El día de la marmota



¿Has tenido alguna vez la sensación de que todos los días son iguales, de que el tiempo avanza pero todo alrededor sigue igual? ¿Has tenido la sensación de no avance, de que los problemas se repiten día tras día en un ciclo sin final?

Hace unos días hablaba con una amiga de esta sensación y al hilo de ella nos acordamos de la película "Atrapado en el Tiempo" protagonizada por Bill Murray. Si no has visto la película te resumo el argumento:

Bill Murray es un comentarista del tiempo que es enviado a cubrir un evento, "el Día de la Marmota, que se celebra cada 2 de febrero en un pueblo de Pensilvania.

El personaje que interpreta es una persona egocéntrica, en busca de su propia satisfacción e indiferente a las necesidades de los demás. Phil, que así se llama el comentarista se acuesta el día 2 de febrero para darse cuenta al volver a levantarse que se ha quedado atrapado en un nudo del tiempo y que el mismo día se repite una y otra vez, aunque nadie más parece darse cuenta de ese detalle excepto él.

Al principio Phil se aprovecha de esta situación y se divierte jugando con ventaja al conocer y saber de antemano con quien se va a encontrar y que le va a decir. Consigue información para poder manipular y sacar su propio beneficio. Pero la situación empieza a convertirse en una pesadilla cuando observa que puede satisfacer esos deseos momentáneos de forma inmediata. Empieza a aburrirse de la situación. Ya nada le satisface y lo único que quiere es que ese día se termine cuanto antes. Incluso intenta suicidarse, pero desgraciadamente vuelve a levantarse el mismo día en el mismo pueblo.

Al final y después de un gran sufrimiento, ya que no sabe que más puede hacer para salir de ese bucle sin fin, decide que puesto que no puede cambiar el mundo va a cambiarse a si mismo. Comienza a cambiar su mentalidad y empieza a realizar buenas acciones y a ayudar a las personas con las que se encuentra una y otra vez. Aprovecha la ventaja de la información que tiene no en su propio beneficio sino para solucionar los problemas de los demás. Comienza a ver la situación como una oportunidad de dar y aportar a los demás. Y observa que su estado de ánimo cambia, se siente mejor al compartir con todo el pueblo ganándose de esta forma el corazón de sus habitantes, así como de sus compañeros de trabajo.

Y su pesadilla se termina. Tras poner fin a un ciclo sin fin se levanta un nuevo día al lado de su alma gemela.

Esta semana y como consecuencia de la lectura de un libro que guarda relación con "El Curso de Milagros" esta película ha vuelto a mi cabeza de nuevo. En ese libro "La Desaparición del Universo" se explica de manera muy sencilla y amena como cuando nos dejamos guiar por nuestro "ego" (la parte de nuestra mente que vive en el pasado y se proyecta en el futuro) cuya raíz es el miedo y la culpabilidad, nuestro camino se repite en un ciclo sin fin de rencarnaciones. Alejados de aquello que Realmente Somos, tendremos momentos buenos y malos, experimentaremos el amor pero también el conflicto. Es normal ya que la base de operaciones del ego es un Universo Dual, el reino de los opuestos. 

Dentro de esa dualidad habrá momentos que desde nuestra perspectiva limitada nos parecerán agradables, incluso emocionantes, para luego dar lugar a otros que no lo serán tanto. Y por más que nos propongamos evitar estas situaciones no será posible dado que la dualidad significa precisamente eso.
Incluso en los momentos "aparentemente buenos" seguiremos anhelando algo más, el vacío seguirá presente porque estamos intentando llenarlo con algo que no es "real". No hay que olvidarse que el objetivo del "ego" es "busca y no halles". Y de esta manera nos enfrascaremos en una huida hacia adelante en pos de una ilusión que no puede aportarnos la Paz que somos.

Sólo cuando empezamos a cambiar la mente, el origen y la causa de todas la proyecciones que vemos y denominamos "mundo", y hacemos el cambio no del pesimismo al optimismo. Tanto el pesimismo (ver todo negro) como el optimismo (ver todo rosa) tienen el mismo origen, el pensamiento de que el mundo de ahí afuera es el responsable de como me siento por lo tanto voy a cambiarlo o a pintarlo de otro color a ver si cuela... El cambio es de la mente "errada", el "ego" a la mente "santa", el Espíritu. Cuando invitamos a que el Espíritu sane nuestra mente y nuestras percepciones, estaremos dispuestos a ver la Verdad de lo que esa situación o este mundo esconde. Y cuando nuestra mente esté llena del Espíritu conseguiremos, al igual que Phil, romper esta "maldición" y DESPERTAR a un NUEVO DIA. Como en el libro de "La desaparición del Universo" comenta, saldremos del ciclo de las rencarnaciones porque ya habremos vuelto a CASA.



PD: Para más fotos sobre este autor aquí tenéis su página web: El niño de las luces