miércoles, 31 de mayo de 2006

Aprender de los mejores



¿Qué hace que determinadas personas consigan lo que se proponen, alcancen sus sueños y vivan una vida de éxito, mientras que otras no? Una primera respuesta sería que han tenido suerte o que son más capaces que nosotros. Es verdad, la suerte y la capacidad son importantes, pero el éxito no se produce por casualidad. La diferencia entre las personas que ofrecen resultados positivos y las que no, no es un golpe de suerte afortunado.

Solo un pequeño porcentaje vive realmente tal y como había soñado. ¿Por qué? Pues porque eso requiere esfuerzo; requiere una acción perseverante. Si observamos lo que esa gente piensa, dice y hace observaremos que existe una coherencia que les lleva al resultado esperado. Te invito a que analicemos juntos una entrevista a Rafael Nadal, el tenista español después de haber batido el record de Vilas.

Pregunta. ¿Cómo consigue estar arriba y seguir tocando con los pies en el suelo?

Respuesta. Nunca he estado flotando. Si he ganado como si he perdido, mi discurso ha sido el mismo: trabajar cada día para que las cosas no se tuerzan. Es la única forma de lograrlo.

"El éxito requiere un esfuerzo diario. Para alcanzar el éxito hay que ser perseverante"

P. ¿Nota ascendencia respecto a sus rivales? ¿Los intimida incluso antes de entrar en la pista?

R. Siempre voy con la intención de dar el ciento por ciento. Ellos lo saben y eso me ayuda. Me ven tan determinado que se desesperan.

"Da el cien por cien en cada momento. En cada acción que emprendas pon la intención de dar el máximo"

P. ¿Visualiza ya la final contra Federer?

R. No. Casi nunca pienso en las finales hasta que lleguen. Sólo me preocupa mi próximo adversario. Pero hay demasiadas cosas incontrolables. Me haría ilusión jugar otra final contra Federer u otro. Pero es pronto para pensar en ello.

"No pienses en el resultado final, solo en el siguiente paso"

P. ¿Qué le diferencia de él?

R. Es más completo y elegante que yo. Tiene todos los golpes. Pero también es mayor [8 de agosto de 1981] que yo. La cuestión es intentar copiarle. Cuando uno lo hace tan bien, hay que cogerle de referente y mejorar. También es más frío y expresa poco sus emociones, sobre todo cuando gana. Quizás por eso es tan bueno. Pero a mí me gusta jugar con un poco más de sangre, mostrar más mis sentimientos.

"Modela a los mejores, pero mantén tu propio estilo"

P. ¿Se siente un poco privilegiado?

R. Me ha costado llegar donde estoy ahora. De pequeño, mis amigos iban a jugar tras el colegio y yo a entrenarme. Pero siempre me ha gustado el deporte: el fútbol, el tenis, el golf, el pádel... Eso me lo ponía más fácil. Sí, me siento un privilegiado por poder hacer lo que me gusta.

"El éxito requiere esfuerzo y sacrificio. Decide si estás dispuesto a pagar el precio necesario para conseguirlo"

P. ¿Sus aspiraciones son tener un gran coche, una gran mansión?

R. Nada de eso. Vivo con mis padres, muy tranquilo. Tengo un KIA que me regaló la casa porque me patrocina. Y un Mercedes que gané en Stuttgart y que aún está allí. Mi ilusión es ser feliz. Tener un barco pequeño para poder ir a pescar y... poco más. Ni tener el mejor móvil, ni el mejor ordenador, ni nada de todo eso. No me hacen falta.

"Simplifica. Márcate un objetivo emocional"

P. ¿Su aspiración es llegar a ser el número uno?

R. Mi primer objetivo es mejorar y sentirme feliz.

"¿Qué tal si tu primer objetivo fuera mejorar y ser feliz?"








Celebra tus fallos


Hace unas semanas estuve en un curso de coaching en Barcelona. A parte de la experiencia en si que fue inspiradora, hubo una cosa que me sorprendió y me gustaría compartir con vosotros.

El primer día del curso nos pusieron una etiqueta con la palabra "fallo" y nos instaron a conseguir marcar. Cuantas más marcas, más fallos, mejor.

Tengo que confesar que eso me inquietó. Para mi un fallo es algo negativo. ¿Cómo iba a celebrar un fallo? ¿Cómo iba a celebrar hacer algo mal?

Cuando tenemos miedo a fallar, a equivocarnos, solemos actuar dentro de los parámetros de lo conocido. Cuando tenemos miedo a fallar no arriesgamos. Hacemos lo que siempre hemos hecho de la forma que siempre lo hemos hecho.

El reto de celebrar tus fallos es animarte a arriesgarte. Cuanto más te arriesges, más te equivocarás. La medida de tus fallos habla de tu capacidad para arriesgarte, para hacer cosas diferentes, para cambiar, para salir de tu zona de confort. Los japoneses llaman a los fallos "invertir en pérdidas". De hecho en el tai-chi se alaba la pérdida en el combate porque conduce al aprendizaje.

¿Cuando nos equivocamos más, cuando arriesgamos y hacemos algo diferente o cuando permanecemos en nuestra zona de confort a pesar de ser una cárcel por miedo a equivocarnos?

"Para descubrir y vivir el propósito de la vida es necesario arriesgarse en territorios inexplorados"





jueves, 25 de mayo de 2006

Pareja Interior



Dentro de todos nosotros residen tanto energías masculinas como femeninas.

El aspecto femenino es nuestro yo intuitivo, aspecto receptivo, la puerta abierta por la que penetra la inteligencia superior del universo. Este aspecto se comunica con nosotros a través de la intuición. Si no le prestamos atención consciente durante la vigilia, intenta llegar a nosotros a través de los sueños y emociones, o manifestándose en nuestro cuerpo.

El aspecto masculino es la acción, la capacidad de actuar en el mundo físico. Es nuestra facultad de actuar.

Lo femenino recibe la energía creativa del universo y lo masculino lo manifiesta en el mundo mediante la acción, así se constituye el proceso creativo.

El aspecto femenino se ve inspirado por el impulso creativo y nos lo comunica mediante un sentimiento. El aspecto masculino, dejándose guiar por ese sentimiento, emprende la acción requerida para realizarlo.

La creatividad resulta de combinar la intución femenina con la acción masculina.
¿Cómo te imaginas tu parte femenina? ¿Cómo te imaginas tu aspecto masculino? ¿Cómo se relacionan entre si? ¿Quien domina a quien?






lunes, 22 de mayo de 2006

Crecer con las crisis



Durante una ceremonia de iluminación que tuvo lugar en el Tibet, los maestros reunieron a sus discípulos y les anunciaron que se iba a celebrar una ceremonia extraordinaria en la que se les brindaría la oportunidad de iluminarse inmediatamente. En la tradición tibetana, uno de los requisitos para la iluminación es haber vivido varias vidas y haber sacado el máximo provecho de cada reencarnación: así es como gradualmente se alcanza dicha iluminación.

Esta ceremonia, sin embargo, ofrecía la posibilidad de iluminarse de forma inmediata en la vida presente. El aconteciemiento recibió el elocuente nombre de "ceremonia de la sala de los mil demonios".

Cada discípulo se dirigía a su propia sala, que debía atravesar para salir por otra puerta ya iluminado. Puede que parezca una prueba con pocas complicaciones, pero en la sala había nada menos que mil demonios encargados de materializar los temores más profundos de esos jóvenes. Tan pronto entraban en la sala, la puerta se cerraba y el único modo de salir era por la puerta situada en el otro extremo.

Muchos no llegaban a alcanzar esa otra puerta: se quedaban atrapados, paralizados por el miedo y vivían torturados hasta el fin de sus días. A los pocos que lograban salir se les iluminaba, ya que la esencia de la iluminación consistía precisamente en enfrentarse a los temores más profundos de uno mismo y seguir adelante.

Cuando alguien está sumido en una crisis, se encuentra precisamente en esa sala de los mil demonios y la disyuntiva no puede ser más simple: paralizarse ante el temor o seguir moviéndose hasta hallar la salida.

¿A qué tienes miedo? ¿Qué te gustaría hacer y no te atreves?
¿Qué quieres dejar atrás pero estás esperando a que alguien te de un empujoncito?






jueves, 18 de mayo de 2006

Lo que nos pasa y lo que hacemos con lo que nos pasa


Todos tenemos una historia personal. Y damos significado a cada uno de esos momentos. Después elegimos si sentirnos bien o mal en relación al significado que hayamos dado a esa experiencia. Lo que la mayoría de la gente desconoce es que pueden elegir el significado que le dan a todas sus circunstancias.

Por ejemplo, hace unos años tuve una enfermedad de la que tuve que ser operada. En ese momento me sentía muy desgraciada en mi trabajo y con mi vida en general. Viví esa experiencia como una victima, ¿por qué me pasaba eso a mí? Yo no me lo merecía. Más tarde en mi vida cambié el significado de esa experiencia. Decidí que vivir esa situación de dolor me había ayudado a ver mi vida en perspectiva, mis prioridades cambiaron y eso me dio el valor para abandonar mi anterior trabajo y empezar a despertar del sueño en el que había estado viviendo durante toda mi vida. Creo que no hubiese sido capaz de hacer lo que hice si no hubiese pasado por esa experiencia dolorosa.

Todos estamos añadiendo significado a los eventos que nos pasan, entonces ¿porqué no escoger un significado que nos de poder en lugar de causarnos angustia y dolor?

La vida no nos debe nada. Ninguna circunstancia es buena o mala, simplemente es. Somos nosotros los que las dotamos de significado. Si esto no fuera cierto todos viviríamos las situaciones de la misma forma, y no es así.
No estoy hablando de ignorar el problema o pretender que no existe. Si por ejemplo te han echado del trabajo, pues te han echado del trabajo. Es absurdo mentir acerca de eso y tratar de inventarse un cuento para no admitirlo. Pero es tu pensamiento acerca de ello – “que te echen del trabajo es malo”, “soy un mal trabajador”, “no me merezco esto después de los años que he dedicado a esta empresa” – el que determina como experimentas la situación de “estar sin trabajo”; son tus palabras acerca de ello – “no tengo trabajo”, “a mis años no voy a encontrar trabajo", “que voy a hacer ahora” – las que dictaminan cuanto tiempo seguirás estando sin trabajo; son tus actos en relación a esa situación – compadeciéndote, encerrándote en ti mismo o en tu casa, dejándote abatir – los que a la larga crean tu realidad.

Recuerdo que en la primera entrevista que concedió Joan Manuel Serrat cuando confirmó que tenía cancer de vejiga dijo: “Anímicamente me encuentro bien, lo tengo asumido. Lo importante no es lo que te ocurre, sino como te enfrentas a ello”. Lo importante no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa. El significado que le das a esa experiencia.

Si ahora mismo hay algo que te preocupa, que te causa dolor
pregúntate:

- ¿Qué significa para mí esa situación?
- ¿Qué me digo a mi mismo acerca de esa situación?
- ¿Qué hago en relación con esa situación?
- ¿De qué otra forma podrías ver esta situación ahora mismo? Si estuvieras en tu mejor momento, ¿qué significado le darías a esa experiencia?
Y recuerda, todas las circunstancias son transitorias. Nada se mantiene igual, nada permanece estático. 






jueves, 11 de mayo de 2006

¿Para qué quieres lo que quieres?


En un archivo anterior ya hablamos de que lo que buscan las personas al acercarse al coaching es la posibilidad de ver un cambio en sus vidas.

En muchos casos ese cambio viene asociado a la consecución de un resultado. Ese resultado puede ser tener un nuevo trabajo, mejorar las relaciones personales o ser más productivo.

Pero, ¿para qué quieres un nuevo trabajo? ¿para qué quieres mejorar tus relaciones personales?, ¿para qué quieres ser más productivo con tu tiempo?

Si respondes a estas preguntas te darás cuenta de que todo objetivo externo lleva implícito un objetivo interno. Ese objetivo interno suele ser el conseguir un determinado estado emocional.

Puede que quieras cambiar de trabajo para sentirte más satisfecho, más útil, sentirte valorado. Puede que quieras mejorar tus relaciones personales para ser más feliz, para estar más tranquilo. Puede que lo que busques al pedir una mayor productividad sea estar más relajado, disfrutar más...

Si tú o yo queremos cambiar algo en nuestra vida se tratará invariablemente de modificar como nos sentimos. Es decir, lo que buscamos cuando nos fijamos cualquier objetivo es modificar nuestro estado emocional.

Ser feliz, estar satisfecho, tranquilo, alegre son los fines últimos de todo proceso de cambio personal. Cambiar de trabajo, mejorar las relaciones personales, ser más productivo son algunos de los medios para conseguir esos fines últimos. Pero puede que no sean los únicos...

Si hay algo que te resulta difícil conseguir quizás estés pasando por alto algo. Si lo que quieres es una relación amorosa pregúntate: ¿Qué traería a mi vida una pareja? ¿Qué es lo que quiero en realidad cuando pido una pareja? ¿Cual es la importancia de pedir una pareja? ¿Para qué quiero una pareja?
Cuando profundices en tus motivaciones, descubrirás tus deseos más profundos. Dejarás de pedir la forma (una pareja) y te concentrarás en los sentimientos que quieres experimentar.





lunes, 8 de mayo de 2006

¿Qué significa cuidar de nosotros mismos?


Tener en cuenta nuestras necesidades y deseos y satisfacerlos. Confiar en que si yo estoy bien, estaré en mejor posición para ayudar y apoyar a los demás.

Significa confiar en nuestra intuición, en su sabiduría y seguir su guía.

Significa prestar atención a nuestros sentimientos y descubrir cual es la necesidad que esa emoción quiere poner de manifiesto.

Significa ponerse en primer lugar aún a riesgo de ser tachados de egoístas.

Significa ser conscientes de que no podemos dar nada que no tengamos y que el primer paso siempre es darse a uno mismo eso que pedimos a los demás: amor, sinceridad, compañía, respeto...

Significa darse una oportunidad para ser feliz, para ser uno mismo, para volver a ser niño.

Significa poner límites a los demás y a uno mismo. Impedir que los demás nos traten mal o que nosotros mismos nos castiguemos, insultemos y critiquemos.

Significa aprender a aceptarse a si mismo.

Significa responsabilizarnos de nuestra propia vida y cambiar aquello que no nos gusta o no nos sirve.

Significa soltar todo aquello que nos ata, que no nos permite ser libres. Todo aquello que nos mantiene anclados a determinadas situaciones, personas o cosas.

Significa aprender a hablar desde el "yo" en lugar de culpar a los demás. "Yo me siento mal" en lugar de "me haces sentir mal"

Significa pedir ayuda si no podemos con todo, si la pena nos abruma, si nos sentimos estancados, si necesitamos hablar con alguien.

Cuidar de uno mismo NO significa hacerlo todo sólo.





viernes, 5 de mayo de 2006

Los buenos propósitos no son suficiente


Esta mañana me he acordado de mi amigo Alfonso y eso me ha llevado a la siguiente reflexión. ¿De qué sirven las buenas intenciones o los buenos propósitos si no llevan emparejados una acción que los valide?

A principios de año y con la visión de doce meses por delante solemos hacer nuestra lista de buenas intenciones o propósitos para el año que comienza. Con la euforia del nuevo comienzo nos vemos capacitados para hacer todas esas cosas que no hemos hecho a lo largo del año anterior. Decimos cosas como: “este año tengo la intención de hacer deporte, tengo la intención de dejar de fumar, tengo la intención de estar más pendiente de mis amigos, etc.” Lo que pasa es que las intenciones o los propósitos viven sólo en nuestra imaginación y muchas veces no salen del recinto de nuestra mente.

El año avanza y cuando te das cuenta ha pasado medio año y tu lista de buenas intenciones sigue donde estaba a principios de año. Es más, te das cuenta de que las cosas que aparecen en esta lista pasan de un año a otro. Es decir casi todas las listas de todos los años tienen los mismos propósitos.

¿Llevas la cuenta de cuantas de las buenas intenciones que te habías propuesto en el pasado has cumplido efectivamente, o la mayor parte de tus propósitos se quedan en promesas personales incumplidas?

Todo empieza por un deseo. Los deseos son importantes porque nos motivan, son el combustible del coche. Pero ningún coche irá a ninguna parte sin alguien que lo conduzca y lo ponga en marcha. Del mismo modo cuando los deseos llevan acción y desarrollamos un plan se convierten en realidad. Con la intención no basta. Es necesario que demos un paso que valide esa intención. Hay que actuar. Pero tampoco se trata de hacerlo una vez y ya está. Hay que ser constante. La perseverancia es una de las cualidades esenciales del éxito en la vida. La mayoría de las veces deseamos el cambio pero no estamos dispuestos a trabajar para conseguirlo.


Hoy te invito a que repases tus buenas intenciones o propósitos para este año. ¿Cuántas de las cosas que ahí aparecen ya las llevas arrastrando más de 2 años? Te propongo un reto. Si realmente es algo que quieres conseguir da un paso, actúa. No lo dejes para mañana, todavía estás a tiempo. Todavía tienes medio año para conseguirlo. En caso contrario táchalas de la lista. Si ya han estado durante 2 años y no has hecho nada es muy probable que el año que viene sigan ahí. No te martirices más y hazlas desaparecer, puede que en el fondo no sean tan importantes para ti.







jueves, 4 de mayo de 2006

El espejo de las relaciones


"Si alguien me despierta aversión o si me sorprendo ignorando o evitando a alguien en un grupo, probablemente estoy huyendo de un rasgo mío que esa persona exhibe.

Si algo que tú haces me irrita quiere decir que tu falta también es la mía.

La crítica que me hiere es aquella que hace resonar mi propia condenación"

Hugh Prather