jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz Año 2010



Quizás dé lo mismo si se trata de un año nuevo...

...o de un nuevo grupo de pertenencia,
...de un nuevo lugar donde vivir,
...de un nuevo amigo,
...o de una nueva pareja.
Nada puede ser realmente nuevo si uno lo vive desde viejas actitudes.
Por eso te deseo y me deseo
Que no se nos vaya nuestro tiempo de vida en asuntos que realmente no valgan la pena.
Nadie vino a este mundo
… a encerrarse en un lugar seguro
… a lograr la aprobación de los demás,
… a “matar el tiempo”.

Que miremos hacia atrás sólo para cerrar los asuntos pendientes.
Es el único modo en que el pasado puede realmente pasar:
... decir lo largamente callado,
... hacerse cargo de los errores
… y pedir disculpas,
… y reconocer lo recibido
… y dar las gracias,
… comprender lo no comprendido,
… dejar ir lo que ya no es.
Cerrar lo inconcluso es comenzar a hacer espacio para lo Nuevo.
Que sepamos pedir ayuda cuando la necesitemos, para volver a pararnos sobre nuestros propios pies.
Dejarse ayudar es un buen antídoto para la omnipotencia o la necedad.

Que sepamos ayudar a quien lo necesite...
… sin perdernos en el otro,
… sin invadir ni manipular,
… sin generar dependencia,
… sin forcejear para que nadie cambie lo que no está dispuesto a cambiar.

Ayudar requiere el ejercicio de una solidaridad inteligente, consciente de sus trampas y de sus límites.

Que permanezcamos abiertos a encontrar verdaderos compañeros de Camino, afines a nuestra más íntima Esencia.

Como decía Vinicius:“La Vida es el arte del encuentro”.

No nos escondamos de la Vida.

Vivir Vivo es poco frecuente entre los humanos.. Lo logran quienes trabajan para abrir su sensibilidad y su conciencia.
Que seamos parte de aquellos que, más que un “Año Nuevo”, celebran cada día un Día Nuevo, intensamente Vivos.

Y es que hay un único tiempo:

AHORA

FELIZ AÑO 2010

Con mis mejores deseos de AMOR y PAZ,
Iciar Piera Iglesias
Personal & Executive Co-Active Coach

lunes, 14 de diciembre de 2009

El camello y la cuerda


Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.

Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:

-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?

-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.


El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.

-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.

-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?

-Sí ¿cómo lo sabe?

-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que sigue atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.

Este cuento ilustra de que forma los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somos como el camello, atados sin cuerda.

¿Donde te frenas? ¿Cuáles son las cuerdas que te hacen parecer atado y sin opciones?


Te deseo que el próximo año 2010 te traiga la fuerza y el coraje de desatar tus cuerdas y de esta forma avanzar en la dirección de lo que quieres asumiendo plena responsabilidad sobre tu vida.

¡Feliz Navidad!