Esta semana hablaba con una amiga sobre la cantidad de dinero y tiempo que habíamos invertido en libros, cursos y seminarios de desarrollo personal. Yo que soy una "adicta" a los libros, y suelo pasar casi cada día por alguna librería y leer mucho, siempre me sorprende la cantidad de literatura de autoayuda o espiritual que hay.
¿Qué buscamos al leer libros de autoayuda, asistir a seminarios, seguir procesos de terapia o programas de mejora?
Por mi experiencia como coach y personal, he observado que lo que la mayoría de las personas buscamos es "mejorar" y que el motor que nos impulsa en ese camino que llamamos de "descubrimiento" no es el descubrimiento en si, sino el deshacernos de "nuestros defectos" o "problemas". Ese vacío existencial o insatisfacción que va creciendo cada día hasta que decidimos dar un paso al frente y afrontarlo. Lo que la mayoría buscamos con todo ese desarrollo personal es el mejorar y autosuperarnos. Afrontar esos miedos, eliminar esos bloqueos, identificar nuestros obstáculos y llenar ese vacío.
Pero hay una diferencia entre "autosuperación" y "autodescubrimiento". La "autosuperación" parte de la premisa de que eres un ser incompleto y que necesitas llenar un vacío en tu personalidad. Y por desgracia, desde la perspectiva de la "autosuperación", ese camino se convierte en una lucha, un ideal, al que nunca llegamos en realidad. Encadenamos un libro con otro, nos apuntamos al próximo seminario, pero nunca llegamos más que a una satisfacción temporal que pronto necesita de una nueva "dosis" de "mejora".
El "autodescubrimiento" asume que ya eres todo y que tu propósito es conocer y manifestar más de ti. No hay nada roto, eres un SER como decimos en coaching "CREATIVO, COMPLETO Y LLENO DE RECURSOS". Recordar eso a las personas con las que nos relacionamos es el mayor aprendizaje y regalo que podemos hacerles. Como dice Benjamin Israeli, "lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con el nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas". Y recordárnoslo a nosotros es la diferencia entre la satisfacción momentánea y la verdadera satisfacción.
Por esas cosas del "destino" he visto este vídeo que quiero compartir con vosotros. Se titula "el cazo de Lorenzo".
Todos tenemos al igual que Lorenzo nuestros cazos, lo que nos nos gusta de nosotros y nos gustaría cambiar. Pensamos en ellos cada día y nos enfocamos con demasiada frecuencia en nuestro cazo queriendo desprendernos de el. Y es inútil. No estamos aquí para descubrir la causa de nuestra patología, ya hemos emprendido ese viaje oscuro demasiadas veces. Conocemos nuestros problemas muy bien, somos expertos, tenemos un trato intimo con nuestra enfermedad. Lo que tenemos es que familiarizarnos con nuestra Divinidad, nuestro SER. El SER no es algo que tengas que construir a base de otro seminario o algo que vayas a descubrir en un libro, el SER no es algo en formación o en tránsito. El SER es algo que YA ES, que siempre ha estado ahí y que solo está esperando a que lo "descubras" y lo "manifiestes". Todas la experiencias de nuestra vida están ahí para permitirnos ser y mostrar esas cualidades del ser, para experimentarnos como abundantes, creativos, generosos, cariñosos, etc.
Dice Alan Cohen en su libro "Siempre estuvo en mí":
Y en ese camino de "autodescubrimiento" afortunadamente nos vamos encontrando personas, libros y seminarios que nos ayudan recordándonos quienes somos y que no tenemos nada que arreglar.
© Iciar Piera Iglesias
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¿Qué buscamos al leer libros de autoayuda, asistir a seminarios, seguir procesos de terapia o programas de mejora?
Por mi experiencia como coach y personal, he observado que lo que la mayoría de las personas buscamos es "mejorar" y que el motor que nos impulsa en ese camino que llamamos de "descubrimiento" no es el descubrimiento en si, sino el deshacernos de "nuestros defectos" o "problemas". Ese vacío existencial o insatisfacción que va creciendo cada día hasta que decidimos dar un paso al frente y afrontarlo. Lo que la mayoría buscamos con todo ese desarrollo personal es el mejorar y autosuperarnos. Afrontar esos miedos, eliminar esos bloqueos, identificar nuestros obstáculos y llenar ese vacío.
Pero hay una diferencia entre "autosuperación" y "autodescubrimiento". La "autosuperación" parte de la premisa de que eres un ser incompleto y que necesitas llenar un vacío en tu personalidad. Y por desgracia, desde la perspectiva de la "autosuperación", ese camino se convierte en una lucha, un ideal, al que nunca llegamos en realidad. Encadenamos un libro con otro, nos apuntamos al próximo seminario, pero nunca llegamos más que a una satisfacción temporal que pronto necesita de una nueva "dosis" de "mejora".
El "autodescubrimiento" asume que ya eres todo y que tu propósito es conocer y manifestar más de ti. No hay nada roto, eres un SER como decimos en coaching "CREATIVO, COMPLETO Y LLENO DE RECURSOS". Recordar eso a las personas con las que nos relacionamos es el mayor aprendizaje y regalo que podemos hacerles. Como dice Benjamin Israeli, "lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con el nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas". Y recordárnoslo a nosotros es la diferencia entre la satisfacción momentánea y la verdadera satisfacción.
Por esas cosas del "destino" he visto este vídeo que quiero compartir con vosotros. Se titula "el cazo de Lorenzo".
Todos tenemos al igual que Lorenzo nuestros cazos, lo que nos nos gusta de nosotros y nos gustaría cambiar. Pensamos en ellos cada día y nos enfocamos con demasiada frecuencia en nuestro cazo queriendo desprendernos de el. Y es inútil. No estamos aquí para descubrir la causa de nuestra patología, ya hemos emprendido ese viaje oscuro demasiadas veces. Conocemos nuestros problemas muy bien, somos expertos, tenemos un trato intimo con nuestra enfermedad. Lo que tenemos es que familiarizarnos con nuestra Divinidad, nuestro SER. El SER no es algo que tengas que construir a base de otro seminario o algo que vayas a descubrir en un libro, el SER no es algo en formación o en tránsito. El SER es algo que YA ES, que siempre ha estado ahí y que solo está esperando a que lo "descubras" y lo "manifiestes". Todas la experiencias de nuestra vida están ahí para permitirnos ser y mostrar esas cualidades del ser, para experimentarnos como abundantes, creativos, generosos, cariñosos, etc.
Dice Alan Cohen en su libro "Siempre estuvo en mí":
"El sentido de nuestra vida no es pelear contra el mal y la desgracia, es poner la grandeza al descubierto."
Y en ese camino de "autodescubrimiento" afortunadamente nos vamos encontrando personas, libros y seminarios que nos ayudan recordándonos quienes somos y que no tenemos nada que arreglar.
© Iciar Piera Iglesias
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3 comentarios:
Me ha gustado mucho el post.
Cuando nos enfocamos en los sies, cuando nos enfocamos en las cosas positivas, cuando nos damos permiso para expresar nuestro ser y nuestras necesidades... entonces ocurre el milagro.
A mi me interesa aprender cosas positvas y enriquecedoras de los demás. Presupongo que a los demás también. Si no las mostramos, si no las ofrecemos nos fallamos primero a nosotros mismos y después a todos aquellos que podrían disfrutar de las buenas cualidades que tenemos.
El músculo de crecer y aprender hay que entrenarlo, el de dar y recibir también. Con esto quiero decir que cuando se pasa a la acción se producen cosas sorprendentes. Just do it!!!! Que decía el eslogan!!!
Entiendo lo que dices Iciar, y la generosidad de hacer ver a los demás lo que valen por sí mismos, es inmensa.
Un abrazo,
Luchy
Muy bueno, Iciar.
Además, añadiría que lo importante de leer mucho es asimilar lo que has leído. Conozco mucha gente que lee sin parar, pero no lo aprovechan aunque, eso sí, te pueden decir hasta en qué página está tal frase :-)
Gracias por tus artículos, siempre tan interesantes.
Un abrazo.
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