viernes, 13 de abril de 2012

La Tristeza y la Furia


Si aceptas la tristeza, la tristeza desaperecerá. ¿Por cuánto tiempo puedes estar triste si aceptas la tristeza? Si eres capaz de aceptar la tristeza serás capaz de absorberla dentro de tu ser; se convertirá en tu profundidad. Osho

En un reino encantado en donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta. En un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas. Había una vez un estanque maravilloso. 

Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes, y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente. Hasta aquel estanque mágico y trasparente se acercaron la tristeza y la furia para bañarse en mutua compañía.

Las dos se quitaron los vestidos y, desnudas, entraron en el estanque. La furia, que tenía prisa (como siempre le ocurre a la furia), urgida sin saber porque, se bañó rápidamente y más rápidamente salió del agua.

Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, el primer vestido que encontró, y sucedió que aquel vestido no era el suyo, si no el de la tristeza, y así vestida se fue.

Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa, o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo, con pereza y lentamente salió del estanque.

En la orilla se dio cuenta que su ropa no estaba. Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa que había junto al estanque: el vestido de la furia.

Cuentan que desde entonces muchas veces uno se encuentra con la Furia, ciega y cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de que esa furia que vemos es sólo un disfraz, y detrás del disfraz de la furia, en realidad está escondida la tristeza.

Jorge Bucay

*** La imagen pertenece al cuadro "Ninfas buscando la cabeza de Orfeo" de John William Waterhouse. Ya apareció otra obra de este autor, que me encanta, en la entrada "No estás haciendo nada mal".






4 comentarios:

Cristina Martínez Toral dijo...

Iciar, me ha encantado este relato y me siento muy identificada con él. Gracias también por compartir tan bella imagen. Un abrazo. Cris.

Alberto dijo...

Bonito relato, sí. Lo he leído anteriormente, pero las bañistas eran la fealdad y la belleza.

Gracias.
Besos.

Iciar Piera Iglesias dijo...

Gracias Cristina a mi también me gusta mucho este cuento y la imagen que lo acompaña. Espero que todo te vaya fantástico. Un abrazo enorme, Iciar

Iciar Piera Iglesias dijo...

Gracias Alberto, yo siempre lo he leído con la furia y la tristeza pero habrá diferentes versiones.