lunes, 9 de octubre de 2006

KALTAPARUS - El árbol de los deseos


Una vez un hombre estaba viajando y entró al paraíso por error. En el concepto indio del paraíso, hay árboles que conceden los deseos, se llaman KALTAPARUS. Simplemente te sientas bajo uno de estos árboles, deseas cualquier cosa e inmediatamente se cumple no hay espacio alguno entre el deseo y su cumplimiento.

El hombre estaba cansado, así que se durmió bajo un árbol dador de deseos. Cuando despertó, tenía hambre, entonces dijo: "¡Tengo tanta hambre! Ojalá pudiera tener algo de comida". E inmediatamente apareció la comida de la nada simplemente flotando en el aire, una comida deliciosa.
Tenía tanta hambre que no prestó atención de dónde había venido la comida. Cuando tienes hambre, no estás para filosofías.

Inmediatamente empezó a comer y la comida estaba tan deliciosa! Una vez que su hambre estuvo saciada, miró a su alrededor.Ahora se sentía satisfecho. Otro pensamiento surgió en él: "Si tan sólo pudiera tomar algo!" Y por ahora no hay ninguna prohibición en el paraíso, de modo que de inmediato apareció un vino estupendo.

Mientras bebía este vino tranquilamente y soplaba una suave y fresca brisa bajo la sombra del árbol, comenzó a preguntarse: "Qué está pasando? ¿Estoy soñando o hay fantasmas que están jugándome una broma?" Y aparecieron fantasmas feroces, horribles, nauseabundos. Comenzó a temblar y pensó: "Seguro que me matan!" Y lo mataron.

Esta es una antigua parábola, de inmensa significación. Tu mente es un árbol dador de deseos: pienses lo que pienses, tarde o temprano se verá cumplido. A veces, la brecha es tan grande que te olvidas por completo que lo deseaste, de modo que no puedes reconocer la fuente. Pero si observas profundamente, hallarás que todos tus pensamientos te están creando a ti y a tu vida. Crean tu infierno, crean tu cielo. Crean tu desgracia y tu alegría, lo negativo y lo positivo...

Cada uno es aquí un mago. Cada uno está hilando y tejiendo un mundo mágico en torno de sí mismo... y luego es atrapado. La araña misma es atrapada en su propia tela.

No hay nadie que te torture excepto tú mismo. Y cuando se comprende esto, las cosas comienzan a cambiar. Entonces puedes modificarlo, transformar tu infierno en cielo; sólo se trata de pintarlo con una visión diferente... Toda la responsabilidad es tuya.

Y entonces surge una nueva posibilidad: puedes dejar de crear el mundo. No hay necesidad de crear ni en el cielo ni en el infierno, no hay ninguna necesidad de crear nada. El creador puede descansar, jubilarse. Y la jubilación de la mente es la meditación.
Osho

PD: La fotografía es el "Arbol Mágico de los deseos" de  Vic, situado en su mercado medieval.






3 comentarios:

Unknown dijo...

Iciar...gracias por este texto que publicaste, cayo en mis manos dias despues de cumplir años, atraves un gran querido amigo..cada mañana junto a mis libros lo leo..y lo llevo conmigo...y todos los dias pinto mi cielo..y lo veo diferente..besos y desde argentina te agradezco, que esta lectura hoy sea tambien mi guia..

Iciar Piera Iglesias dijo...

Gracias a ti Verónica. Es un texto de Osho. Me alegra que te haya gustado y lo hayas añadido a tu lista de recursos para crear la vida que quieres.

Me encantará seguir leyéndote por este blog.

Un abrazo,
Iciar

lluvia dijo...

Hermoso escrito para reflexionar sobre nuestros pensamientos, por ahí escuche no se necesita ser adivino para decirte quien serás entro de 10 años solo dime lo que piensas y eso serás... asi que mas claro que el agua imposible.