domingo, 12 de diciembre de 2010

El Síndrome del Impostor


Este fin de semana he tenido la oportunidad de leer dos entrevistas a Dani Martín, ex líder de "El Canto del Loco", y ahora en solitario con su nuevo disco "Pequeño".

Dice Dani Martín:

"Uff...Me siento pequeño en muchas cosas. Soy una persona que muestra seguridad en el escenario, pero soy muy vulnerable. El disco habla de eso, de que cuando eres pequeño la gente te da un rol y vives con esa mochila toda tu puta vida, y no te has permitido hacer cosas para las que otros no te consideraban capaz. Pero un día el pequeño levanta la cara y dice, soy así: si os gusto bien y si no también"

"Perdemos mucho tiempo queriendo ser algo que no somos y no le damos tiempo a ser lo que realmente somos"


"El lugar negro es ser el que no eres, el disfrazarte para buscar la aprobación de los demás. Pretender ser o parecerte a la mayoría para sentirte a gusto"


Leyendo esta entrevista se me ha venido a la cabeza algo que leí hace un tiempo sobre el "Sindrome del Impostor". Este concepto explica cómo en cada uno de nosotros confluyen 3 partes que contruimos al igual que capas de cebolla.

La primera capa sería "quien soy en realidad" y está conformada por mis valores, mis intereses, aquello que me distingue y me identifica. Esta parte no cambia con el tiempo y es el núcleo de nuestra "esencia", nuestro verdadero yo.

Pero a medida que vamos creciendo, y como resultado de la interacción con personas "mayores " o más sabias como nuestros padres, maestros, hermanos mayores o la sociedad, vamos generando otra capa por encima de esta de miedo, dudas y ansiedad. Observamos si lo que hacemos gusta o no y empezamos a adoptar comportamientos y hábitos que se corresponden más con esta capa de "quien temo ser" que con nuestro verdadero SER.

Nuestros padres, aunque de manera bienintencionada, se encargan de señalarnos nuestros fracasos o de mostrarnos aquello que no podemos hacer (siempre según su modelo del mundo) y nosotros adoptamos esas mismas creencias y valores para sentirnos aceptados. Nos hablan de una manera que hace que sintamos que hay "algo malo" en nosotros más que en nuestra conducta, con lo que terminamos identificados con quien "temo ser" olvidando quienes somos en realidad. Esa es la mochila de la que habla Dani Martin en su entrevista.

Esa duda y ese miedo así como la búsqueda de aprobación y cariño nos conducen lejos de las conductas que se corresponden con nuestros valores y creencias. Comenzamos a vivir como si esa capa intermedia del miedo y la duda fuera la real y nuestro sentido de valía personal se deteriora.

Pero nadie es tan tonto como para ir mostrando sus miedos y limitaciones en público así que construimos sobre ellos una tercera capa: "quien pretendo ser". Esta tercera capa es la que solemos utilizar en nuestra interacción con los demás. Nos volvemos fuertes para esconder nuestra vulnerabilidad por miedo a que alguien pueda hacernos daño. Escondemos nuestros miedos detrás del sarcasmo, de la autosuficiencia, para que los demás no vean aquello que nosotros no queremos que vean en nosotros, nuestra capa intermedia. Actuamos para la galería porque en el fondo lo que queremos es ser aceptados y causar buena impresión y no nos permitimos hablar de lo que queremos, lo que nos gusta, que está más cerca de nuestros valores por miedo a que eso pueda excluirnos.

Perdemos el contacto con nuestro centro y empezamos a creer que nuestro yo verdadero está en el anillo del medio, la imagen fruto del miedo y la inseguridad. Pero esta imagen no es real, es adquirida, y es nuestra responsabilidad volver nuestra conciencia de vuelta al centro, volver a conectar con quien realmente somos. Y eso empieza por cuestionarnos todas esas creencias limitativas que tenemos sobre nosotros mismos, cambiarnos de gafas para ver la realidad de lo que se esconde detrás de esos miedos o dudas.

Muchas de las personas que se acercan al coaching lo hacen movidas por el deseo de saber que es lo que quieren en la vida, ya sea a nivel personal o profesional. Esas personas se encuentran por ejemplo en profesiones que no les satisfacen pero a las que les cuesta renunciar porque no saben que otra cosa podrían hacer. Tanto hacer caso a lo que los demás esperan de ellos o a la imagen que se construyeron de ellos mismos durante la adolescencia les ha llevado a olvidarse de lo que en el fondo les gusta, lo que les motiva, lo que hace que su "corazón" vibre.

Pero esa capa central, el núcleo de nuestra esencia, sigue intacta esperando a que seamos lo suficientemente valientes como para volver la vista hacia ella.

Pensé “en la fuerza estará lo mejor”
me disfrace de uno que no era yo
buscando esa firmeza
llegué a un lugar negro
pensé que eso era el valor..el valor…

y es mirarme ahora a la cara
y ser quien soy!


© Iciar Piera Iglesias

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días Iciar,

Hace ya algunos meses que descubrí tu blog y tu web y te voy siguiendo. La verdad es que encuentro fascinante este artículo, no conocía el sindrome del impostor, y creo que realmente es algo que me sucede a mí, tanto en el plano profesional como en el familiar: el temor a que lo que hagas no vaya en consonancia a las expectativas que la gente se ha formado (sobretodo mi familia), el hecho de no presentar a tu pareja porque crees que tu familia te dirá que no es lo suficiente buena para tí y la "decepciones", el hecho de no buscar otro empleo porque piensas que no eres realmente capaz, y que quien te lo ha ofrecido luego puede darse cuenta que no eres "realmente tan buena"... Lo que más se parecia a lo que yo pensaba que sentía es algo que se llama "síndrome de maripili", pero eso se ajustaba más al trabajo y realmente lo que a mí me pasa alcanza todos los planos. Creo que me viene del hecho de tener una familia que siempre, cuando he querido hacer algo, me ha soltado el argumento de: "¿Tú?.. pero si tu no puedes/no sabes hacer esto u lo otro", "se te dará mal", "no te apunto a clases de natación porque nunca aprenderás a nadar"... Aún así tanto en el instituto como en la carrera saqué notas brillantes (nunca supe si fue para cumplir mis expectativas o la de los demás.
Ahora mismo me siento, con 35 años, una persona "quemada" en este sentido, he llegado a sentirme muy desmotivada en todos los campos. La sensación que tengo ahora mismo es que he invertido todo mi tiempo en agradar a los demás, y no he recibido un cariño, una comprensión, un "dejala hacer, que ella sabrá, vamos a apoyarla"... Estoy en un momento de mi vida bastante malo en este sentido. Creo que el síndrome del impostor, saber de dónde viene y cómo puedo mejorarlo, me podrá ayudar. He leído algo más en internet sobre este tema, pero quería preguntarte, ¿hay algún libro de autoayuda o relacionado con esto que pueda leer?
Muchas gracias Iciar. Por último felicitarte por tu blog, leerlo cada mañana te hace inspirarte o mejorar el ánimo.
B.

Iciar Piera Iglesias dijo...

Hola B, el síndrome del impostor es más frecuente de lo que te crees. Gracias por tu sinceridad y tu generosidad al compartir tu experiencia en este espacio. No conozco ningún libro relacionado con este tema pero el coaching trabaja precisamente para llevar al cliente de vuelta a su esencia conectándole con sus valores, pasiones y objetivos. Un buen libro es "Coaching para el Éxito" de Talane Miedaner. Es un plan para trabajar las diferentes áreas de tu vida. Otro libro que te recomiendo es "El secreto de la sombra" de Debbie Ford" para descubrir la "historia" limitante que nos contamos a nosotros mismos.

Espero que te ayude. ; )
Iciar

Anónimo dijo...

Muchas gracias Iciar! Coaching para el éxtio de Talane Miedaner lo leí hace ya algún tiempo (siempre es bueno releer algún pasaje, es bueno ir recordandonos temas...). Gracias por la recomendación de "El secreto de la sombra". No lo conocía.

B.