miércoles, 9 de octubre de 2013

El miedo



Quisiera decir algunas palabras acerca del miedo. Es el único adversario de la vida. Sólo el miedo puede vencer a la vida. Es un contendiente traicionero y perspicaz, y bien que lo sé. Carece de decoro, no respeta ninguna ley, ningún principio. Te ataca el punto más débíl, que siempre reconoce con una facilidad infalible. Empieza con la mente, siempre. Estás tranquilo, sereno y feliz y al poco rato el miedo, ataviado con la vestimenta de duda afable, se te cuela en la mente como un espía. La duda se encara con la incredulidad y la incredulidad trata de expulsarla. Sin embargo, la incredulidad es un mero soldado de infantería desprovisto de armas. La duda la elimina en un santiamén. Te inquietas. La razón viene a luchar por ti. Te tranquilizas. La razón está bien equipada con armas de última tecnología. No obstante, de forma asombrosa, a pesar de contar con unas tácticas superiores y un número de vistorias aplastantes, la razón se queda fuera de combate. Te sientes debilitar, flaquear. La quietud se torna terror.

El miedo entonces acomete contra el cuerpo, que ya se ha dado cuenta de que algo va horriblemente mal. Los pulmones ya han salido volando como un pájaro y las tripas se te han escurrido como una serpiente. Ahora la lengua se te cae muerta como una zarigüeya y la mandíbula empieza a galopar sin poder avanzar. Ensordeces. Los músculos te tiritan como si padecieras de malaria y las rodillas te tiemblan como si estuvieras bailando. El corazón se pone demasiado tenso y el esfínter se pone demasiado relajado. Y lo mismo ocurre con el resto del cuerpo. Cada parte de ti, de la forma que más le convenga a ella, se te desmonta. Lo único que sigue funcionando bien son los ojos. Ellos sí que le prestan la atención debida al miedo.

Te ves tomando deciciones precipitadas de forma atropellada. Despides a tus últimos aliados: la esperanza y la fe. Y ya está, tú mismo te has derrotado. El miedo, que no es más que una impresión, ha triunfado sobre ti.

La vida de Pi. Yann Martel









2 comentarios:

Alberto dijo...



Hola Iciar.

Cierto, no hay más enemigo que el miedo.
Pero creo que a veces lo demonizamos y nos obcecamos en vencerlo.
Más de una vez lo he enfrentado y lo único que he conseguido ha sido pasarlo mal.
Creo que hay que intentar enfrentarlo, pero sin verlo como una cuestión de vida o muerte.
Si te atreves, adelante, pero si no te atreves, no importa, haz lo que puedas. Otro día podrás.


Un abrazo.

Iciar Piera Iglesias dijo...

Hola Alberto, muchas gracias por tu sinceridad. Entiendo muy bien lo que dices y creo que nuestro ser agradece cada pequeño paso que damos en la dirección de soltar nuestro miedo y confiar en el Amor.

Pero el Curso de Milagros nos recuerda que "Cada minuto y cada segundo te brinda una oportunidad más para salvarte. No dejes pasar esas oportunidades, no porque no vayan a repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario".

Un abrazo