sábado, 18 de marzo de 2006

Aprender de las Emociones



Hola a todos. Hoy os escribo desde Asturias en un día soleado y precioso. Quería compartir con vosotros este mail que le envié a una de mis clientas de coaching y que habla sobre el papel de las emociones. Espero que os guste.

Generalmente se nos enseña a esconder nuestras emociones, evitarlas o enmascararlas. Se nos dicen cosas como: "No te pongas triste, mira el lado bueno". En general se nos enseña a no sentir con demasiada intensidad ninguna emoción, ni siquiera el amor o la alegría, porque necesitamos mantenernos fríos y controlados. Nos enseñan, sobretodo, a no sentir ni reconocer las emociones supuestamente negativas, como el miedo, la tristeza, el dolor, la ira o la desesperación. Pero la realidad es que las emociones son un aspecto significativo de nuestra vivencia humana, y todas existen por algún motivo.

Cuando nos ponemos la máscara de la felicidad, nos tragamos nuestros temores que se convierten en una espiral de energía reprimida atrapada en nuestro cuperpo. Con el tiempo el cuerpo va acumulando esa infelicidad o miedo y lo manifiesta a través del dolor físico.

Ser capaz de abrazar nuestras emociones y nuestros temores en lugar de evitarlos, nos ayuda a vivir con ellos y a aprender de ellos. Si cuando estoy triste me resisto a esa tristeza e intento ponerme alegre. Si cuando estoy disgustado niego esa emoción, lo único que consigo es darle más fuerza. Eso provoca que cuando surgen nos abrumen y nos cueste mantener un equilibrio emocional. Si me permito sentir la emoción y preguntarle que es lo que me quiere comunicar, crearé una especie de músculo emocional que me ayudará a vivir con esa sensación. En lugar de rechazarlas o de evitarlas, debemos descubrir el don que nos aporta cada una de ellas. Son mensajes que recibimos, que nos hacen saber que hay algo a lo que debemos prestar atención.

Si estás triste, ese sentimiento puede estar revelando algo. Si aceptas ese sentimiento y te preguntas a qué se refiere, podrá orientarte para que seas consciente de tu necesidad. La tristeza puede estar haciéndote saber que ha llegado el momento de permitirte a ti mismo lamentarte por algo. Las lágrimas son el río de la vida que se lleva lo viejo para dejar sitio para algo nuevo. Un antiguo proverbio dice: "Por cada lágrima que derramas ganas un día de vida"

Nuestras emociones son como el tiempo metereológico, siempre están cambiando. Y como ocurre con el tiempo es inutil intentar controlar nuestros sentimientos. En vez de ello podemos aprender a apreciar todos nuestros estados de ánimo y todas nuestras emociones.

Es importante ponernos en contacto con las necesidades que están por debajo de nuestros sentimientos y aprender a comunicar de manera efectiva esa necesidad. Si esa emoción pudiera hablar: ¿Qué te diría? ¿Qué es lo que necesitas en este momento de tu vida? ¿Qué te estás negando?






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