miércoles, 22 de marzo de 2006

Dime lo que te preguntas, y te diré como te sientes


Mi sobrino Alvaro tiene 2 años y medio y está en la etapa del porqué. Siempre tiene un porqué para todo lo que le digas. Encadena unos con otros de forma magistral. Su curiosidad no tiene límites. No suele pasar lo mismo con nuestra paciencia y al final cambias de conversación o le contestas con la frase que él suele utilizar cuando tú actúas como él y le preguntas porqué: ¡por qué si!

En ocasiones nosotros nos comportamos también como niños en la etapa del porqué. Es cuando por ejemplo nos hacemos preguntas del tipo: ¿Por qué nunca tengo suerte? ¿Por qué siempre me equivoco? ¿Por qué siempre me pasa a mí? ¿Por qué nunca me sale nada bien? ¿Por qué no puedo ser feliz? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Un proverbio camerunés dice: “Aquel que se hace preguntas, no puede evitar las respuestas” Si te haces preguntas incapacitadoras como: “¿Por qué tengo tan mala suerte en la vida?”, estás programando a tu cerebro para que te dé una respuesta, y puede que lo que descubras no te guste. Si te planteas una pregunta terrible, recibirás una respuesta terrible.

Existe otro tipo de preguntas más capacitadoras y que hacen que nos situemos en una posición de mayores recursos. Son las preguntas abiertas que empiezan por: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuál? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quien?

Si estás pasando por una mala experiencia, en lugar de preguntarte: “¿Por qué me pasa siempre lo mismo?”, cambia esta pregunta por:” ¿Qué puedo aprender de esta situación?”, “¿Cómo puedo utilizar esta experiencia?”, “¿Cómo puedo aprender de esta experiencia para que no vuelva a sucederme?”

Si quieres cambiar la calidad de tu vida, empieza por cambiar las preguntas que te haces habitualmente. Las preguntas ponen luz sobre determinados aspectos de tu vida, dirigen tu foco de atención hacia una dirección determinada. Actúan sobre nuestra forma de pensar y en consecuencia sobre como nos sentimos.

Hoy te invito a que pienses en las preguntas que te haces habitualmente. ¿Cómo te hacen sentir? Las preguntas que te hagas determinarán hacia donde enfoques tu atención, como pienses, como te sientas y en consecuencia como actúes. Decide hoy mismo terminar con las preguntas incapacitadoras ¿por qué? y sustitúyelas por preguntas ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuál? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quién?







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