jueves, 6 de noviembre de 2008

Salvador o sanador


En nuestro afán por ayudar a otras personas en ocasiones nos dejamos arrastrar por nuestra necesidad de ayudar más que por la necesidad de la persona a la que queremos ayudar. Al actuar desde esta perspectiva, nos centramos más en nosotros que en la otra persona. Eso lleva consigo en ocasiones una invasión del espacio del otro que puede que no te haya pedido tu ayuda, o no te haya dado permiso para ello.

Esta es la razón de que una necesidad como puede ser la de ayudar, mal gestionada, puede ser uno de nuestros mayores saboteadores.

Este saboteador es lo que yo denomino el "salvador". El salvador es aquel que se siente con la misión de salvar al mundo y a las personas, aunque ellas no le hayan pedido que les salven. Sabe, según él, perfectamente que es lo que tú necesitas y no ceja hasta que le das la razón. Necesita tener razón y no entiende que tú no sientas lo mismo que él o no estés de acuerdo con él. Al tratarse de un aspecto en sombra, no se da cuenta que actúa por proyección. Es decir, que todo lo que él ve en los demás es un reflejo suyo. Proyecta sobre los demás sus propias necesidades, miedos, y los consejos que ofrece en el fondo son lo que él más necesita.

El "salvador" quiere que cambies, lo necesita, y se siente mal si tú no lo admites o no entras en su juego. Necesita que entres en su juego ya que en el fondo su necesidad de ayudar es lo que le alimenta. Es la forma que tiene de conseguir energía.

El "salvador" es la sombra del "sanador". El "sanador" no actúa sólo desde su necesidad y por lo tanto entiende que tú decides y tú diriges tu vida. Sugiere, pero no impone su criterio como válido. Siempre pide permiso para ayudar y respeta tu libre albedrío. El "sanador" actúa desde un deseo sincero de ayudar más que desde una necesidad propia. Sabe que todas las personas son creativas, completas y llenas de recursos. Que las respuestas están dentro de ellas. Y que su misión no es señalar sino ayudar a descubrir. El "sanador" no necesita que tú cambies, no necesita tu energía y por lo tanto no se responsabiliza de tu cambio. Entiende que responsabilizarse de tu cambio implica situarse por encima de ti.

Un ejemplo de plena actualidad de ambas subpersonalidades lo encontramos en Bush y Obama. Bush es el "salvador" y "Obama", para mí, tiene más la energía del "sanador". Por eso estoy tan contenta de que sea el próximo presidente de los Estados Unidos.

Y tú, cuando quieres ayudar a otros ¿cúal es tu foco de atención? ¿Su necesidad o la tuya? Si necesitas que ellos cambien o vean lo que tú estás viendo para sentirte bien no te estás dejando llevar por su necesidad sino por la tuya.

Ayer una amiga me comentaba al hilo de esto una frase que creo que resume perfectamente la esencia de esta idea:

"No basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien"







4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por tan buen discernimiento. Gracias.

Iciar Piera Iglesias dijo...

Hola Ariel, gracias a ti por tu generosidad al tomarte el tiempo de escribir tu comentario. Me alegro de que te haya gustado la reflexión.

Un saludo
Iciar

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post. Cuánto daño hacen algunos "salvadores" con sus mejores intenciones. Cuánto se agradece encontrar, en plena noche oscura, con un "sanador". Gracias Iciar.

Anónimo dijo...

creo que descubri,que ya no quiero ser salvadora