martes, 19 de mayo de 2009

La empresa muere sin la ilusión de las personas


BORJA VILASECA 10/05/2009

La humanidad está integrada por dos tipos de personas: las que forman parte del problema y las que trabajan en pos de su solución. En el ámbito empresarial, esta elección está dejando de ser opción para convertirse en necesidad al servicio de la mera supervivencia económica. Algunos expertos aseguran que en los próximos tres años la crisis devorará a miles de compañías que hoy no están aportando ningún valor añadido real para la sociedad.

De ahí que cada vez más círculos empresariales estén recurriendo a destacados emprendedores sociales para inspirarse y empezar a construir valor a través de valores humanos. Entre ellos, Jaume Sanllorente (Barcelona, 1976), fundador y director de la ONG Sonrisas de Bombay (www.sonrisasdebombay.org), que en sólo cuatro años cuenta con 350 trabajadores (el 99% indios), 3.366 socios y casi un millón de euros de presupuesto, destinado a ayudar a los más de cinco mil beneficiarios en las comunidades más pobres de Bombay.

Tras dejar su trabajo como periodista y montar esta ONG, Sanllorente está viajando por todo el planeta para reflexionar en voz alta sobre "lo que de verdad importa". Mientras, su libro Sonrisas de Bombay. El viaje que cambió mi destino (Plataforma) se ha convertido en un best seller en España y sus derechos han sido vendidos a Estados Unidos, Francia, Italia, Polonia y Portugal.

Pregunta. ¿Cuál fue la semilla de esta ONG?
Respuesta. Mi propio despertar. Durante mi primer viaje por la India conocí un pequeño orfanato a punto de cerrar sus puertas y me di cuenta de que podía hacer algo para evitarlo. Aquella decisión me hizo conectar con algo muy profundo que había dentro de mí, y darme cuenta del poder que todos tenemos para convertirnos en lo que hemos venido a ser, haciendo algo que tenga verdadero sentido.

P. Así decidió dejarlo todo...
R. Sí. El despertar de la conciencia te mueve siempre hacia adelante, y no en la dirección en la que otros quieren que vayas, sino en la que te indica el corazón. En Bombay empecé a ver a toda persona como lo que realmente es: una extensión de nosotros mismos. La vida me regaló la sonrisa de unos cuantos niños a los que intentaba ayudar, y fue entonces cuando descubrí que el amor es lo que nos transforma y lo que transforma el mundo.

P. ¿Y cómo se materializa ese amor en un proyecto sostenible?
R. Creando una infraestructura coherente cuyo fin sea atender necesidades humanas de personas que verdaderamente lo necesitan; permitiendo a su vez que otras, que tienen sus necesidades básicas cubiertas, puedan formar parte de un proyecto con sentido, que les entusiasme y les trascienda. Todo esto es posible gracias a nuestros socios y a las fundaciones que colaboran con nosotros. Es increíble la cantidad de ayuda desinteresada que recibimos, aunque cada día está todo por ganar.

P. Lo contrario de lo que ocurre en la mayoría de empresas...
R. Muchos trabajadores, por no decir la mayoría, no creen ni en sus empresas ni en lo que hacen, con lo que poco valor añadido van a poder y querer aportar. De ahí que no se motiven a dar lo mejor de sí mismos, y que no pongan su energía, creatividad y entusiasmo al servicio de su profesión. Por eso las cosas están como están. La falta de sentido es la causa de que el trabajo se viva como una forma de esclavitud. Y cuando desaparece la ilusión de las personas muere la empresa. Es una simple cuestión de tiempo.

P. ¿Qué tiene en común Sonrisas de Bombay con una empresa?
R. Que somos y funcionamos como tal, pero siendo muy conscientes de que tenemos alma y de que nuestra finalidad es servir a la humanidad. Nuestro objetivo es crear riqueza que cree riqueza. Para no perder de vista lo esencial, aplicamos la gestión del sentido común. Tenemos muy clara nuestra misión, nuestra visión y nuestros valores. Desde el primer día nos auditamos. Todas las decisiones que tomamos están encaminadas a mejorar las condiciones de vida de las familias de nuestros beneficiarios, intentando expandir nuestros recursos y nuestra ayuda año tras año.

P. ¿Qué les dice en sus charlas a los jóvenes emprendedores?
R. Sólo les recuerdo lo que todos sabemos, aunque tendemos a olvidar: que la única organización sostenible es la que beneficia a la humanidad. Que la verdadera finalidad de cada ser humano es entregarse a los demás. Que no hay mayor felicidad que hacer feliz al prójimo. Y es nuestra propia felicidad la que multiplica nuestro sentido común, amor y vocación de servicio.

P. ¿Cómo reciben su mensaje?
R. Muy bien. La gente está hambrienta de cambios. Se trata de hacernos las preguntas adecuadas y tener el coraje de ser coherentes con las respuestas que encontramos. ¿Eres feliz? ¿Vibras con tu trabajo? ¿Te levantas con ilusión? ¿Tu empresa beneficia de alguna manera a la humanidad? ¿Tu vida beneficia a otro ser humano? Nos han vendido la idea de que la felicidad consiste en saciar nuestros deseos, pero es mentira. Cada uno de nosotros es un medio, no un fin. La felicidad inunda nuestro corazón cuando nos dedicamos a ayudar a los demás. Y esto es algo que no está reñido con nuestra actividad profesional. Todo lo contrario: la crisis actual ha surgido como respuesta a otra pregunta: ¿Qué es lo que le falta al mundo hoy?
Empecé esta entrevista subrayando aquellos párrafos que me parecían interesantes. Al final lo dejé ya que toda la entrevista es increíble, cada palabra tiene sentido y te llega al corazón. Me gustaría pensar que yo soy del tipo de personas que trabajan en pos de la solución, aunque tengo que reconocer que en ocasiones formo parte del problema. Mi compromiso desde este momento, y tengo varios testigos ;-), es trabajar para ser cada vez más parte de la solución y como dice Jaume convertirme en un medio, no un fin.
Y tú, ¿eres feliz? ¿vibras con tu trabajo? ¿te levantas con ilusión? ¿Tu empresa beneficia de alguna manera a la humanidad? ¿tu vida beneficia a otro ser humano?

Agradezco de corazón que existan personas como Jaume Sanllorente, con su sonrisa limpia y su mirada iluminada. ¿No te da envídia? Te recomiendo visites y colabores con su ONG, Sonrisas de Bombay y te regales su libro.

Puedes leer la entrevista en el siguiente link.

1 comentario:

Federico Correa dijo...

Siempre he defendido la idea, en principio contraria a la de la mayoría de las empresas, en las que lo primero, dicen, es el cliente, después los proveedores y a continuación los empleados. Considero y convencido estoy de ello, que lo más importante y con diferencia son los empleados, puesto que unos empleados contentos, integrados en el proyecto de su compañía darán un extraordinario servicio a los clientes facilitando la fidelización de estos, sin embargo unos empleados no identificados, ni implicados con la empresa pueden provocar con mucha más facilidad la pérdida de clientes y su imposible recuperación. Con lo difícil que es hoy día conseguir un cliente, más aún que repita, debido a las enormes posibilidades de elección que tenemos.