miércoles, 26 de abril de 2006

No hagas suposiciones


Hoy tenía una sesión telefónica a las 9:30 h. Estaba preparada y dispuesta. Pasaron cinco minutos y el cliente no llamaba, diez minutos y nada....quince...Yo empezaba a impacientarme y a pensar: "¿Cómo puede la gente ser tan desconsiderada e irresponsable? Si va a llegar tarde podría avisar. Tengo que hacer que mis clientes sean responsables. No puedo permitir que lleguen tarde"....Cuando habían pasado veinte minutos me decidí a enviar un sms cancelando la sesión. En ese momento me suena el móvil y era mi cliente. Pienso: ¡a buenas horas! Hablo con ella y me dice que lleva intentando llamar desde las 9:30 pero que el teléfono le da comunicando....Voy hacia el teléfono y TRAGAME TIERRA está mal colgado!

Puede que esta situación os suene familiar. Pasa algo diferente de lo que esperábamos y rápidamente el cerebro busca una explicación para ese hecho. Como no sabe lo que pasa, no tiene datos, hace una "suposición". La mente humana funciona así. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros. Yo "supuse" que mi cliente llegaba tarde. Esa suposición hizo que empezase a pensar mal de ella y poco a poco mi humor fuese cambiando. Di por hecho que llegaba tarde. Me lo tomé personalmente: "¿Cómo me puede estar haciendo esto a mi?".

Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás piensan o hacen - nos lo tomamos personalmente - , después los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Por eso siempre que hacemos suposiciones nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendemos mal las cosas, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un drama de nada.

Toda la tristeza y los dramas que experimentamos tienen su origen en las suposiciones que hacemos y en las cosas que nos tomamos personalmente.

Hacemos suposiciones en nuestras relaciones. Suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer nos sentimos heridos y decimos: "Debería haberlo sabido".

También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos y esto crea muchos conflictos internos. Nos sobreestimamos o subestimamos porque nos nos hemos tomado tiempo de hacernos preguntas y contestarlas. Tal vez necesites más datos sobre una situación en particular.

La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes algo, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular.







1 comentario:

lluvia dijo...

Muy cierto por una suposición perdí al amor de mi vida me queda el haber aprendido, pero el vacio de no tenerlo.